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Argentina. Cuando se analiza dónde trabajan los 11.854 investigadores se
observa que en CABA y la provincia de Buenos Aires hay 6677 (56%) y si se
agregan las provincias de Córdoba y Santa Fe se llega al 76,5% del total. Si se
hace el mismo análisis con la cantidad de habitantes según el último censo, en
CABA y provincia de Buenos Aires vive el 44,9% de los argentinos y en las 4
provincias vive el 61%. Chaco registra 49 investigadores y tiene 1.143.000
habitantes.
La concentración de proyectos, institutos y becarios siguen, obviamente,
el mismo patrón. Estos números, extraídos del mismo organismo y del INDEC,
muestran palmariamente que las políticas de federalización de la ciencia, si se
aplican, son claramente insuficientes.
El CONICET, dada su importancia y magnitud, es el que fija los criterios
para evaluar el trabajo de los investigadores, criterios que luego se propagan a las
universidades fundamentalmente, y en menor medida, a otros organismos de
CyT.
Hasta hace muy pocos años la evaluación se basaba exclusivamente en el
número de papers publicados por el evaluado en revistas internacionales con
arbitraje, que en nuestro país nadie que no sea investigador lee, y redactados,
obviamente, en idioma inglés. Si el investigador había realizado una innovación
o había escrito una patente o hecho una transferencia al sector socioproductivo,
valía relativamente muy poco comparado con un paper y algunos investigadores
ni siquiera informaban estas actividades.
La gestión tampoco era tomada en cuenta y el cargo docente apenas. Se
perseguía la excelencia la cual se medía por el número de papers, el factor de
impacto de la revista y el índice h, que reflejaba el número de citas. Estos
criterios, definidos por las editoriales extranjeras, incidieron fuertemente en la
agenda de los investigadores. Estas pocas editoriales que manejan este