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productos fermentados en el mercado global como consecuencia de las variaciones en
las materias primas, formulaciones y procesos de manufactura, asociados a los hábitos y
costumbres de las regiones en los que se elaboran. Se hallan, así mismo, conectadas
estrechamente a la cultura, herencia e identidad local de una población dada, teniendo
un fuerte carácter simbólico [5]. Independientemente de su origen, están constituidos
por una mezcla de carne porcina y/o vacuna, grasa, sal, nitratos y/o nitritos, que puede
incluir azúcar y diferentes especias, y está embutida en tripa natural o artificial, de
distintos calibres. También se elaboran con carnes de aves, cordero, cabra, caballo,
camello, ñandú, llama, y carnes de caza. En su versión local ―conocidos como
salamines o salames― de acuerdo al tamaño en que se presente el tocino, se los puede
categorizar en “picado fino” o “picado grueso”.
La estabilidad de los salamines está determinada principalmente por: i) la
acidificación que producen las bacterias lácticas, y ii) la reducción de la actividad de
agua durante el transcurso del curado y secado. Como resultado de las interacciones
entre la matriz cárnica y los microorganismos presentes ocurren cambios bioquímicos y
fisicoquímicos que, junto con el proceso tecnológico asociado a la producción
(temperatura, humedad relativa, duración de los períodos de fermentación y
maduración), condicionan las características del producto final. En dichas interacciones
se hallan involucrados distintos tipos de bacterias, levaduras y hongos que promueven el
desarrollo del flavor, aroma y textura.
Las bacterias ácido lácticas (BAL) y los cocos coagulasa negativos (CCN) son
los grupos microbianos mayoritariamente predominantes en las fermentaciones cárnicas
espontáneas [6]. Además, los hongos filamentosos y las levaduras ejercen un efecto del
tipo barrera gracias a la formación de películas superficiales que previenen la
deshidratación excesiva y la oxidación lipídica [7]. Los métodos tradicionales de
producción dependen de la fermentación espontánea que se da a partir de la flora
microbiana propia de las materias primas y la planta elaboradora; condiciones que
conducen a heterogeneidad en los distintos lotes de productos [8]. A nivel industrial, el
uso de cultivos iniciadores comerciales permite estandarizar y controlar el proceso de
manufactura; sin embargo, estos cultivos microbianos no siempre son capaces de
reproducir las características organolépticas típicas de los salamines artesanales. Un